
A lo largo de mi vida universitaria he aprendido que sin música no hay vida y no, no es literalmente. Muchas veces el silencio es buena compañía, lo he creído así desde mi vida en el colegio (12 años), pero ante la dificultad de la materia cursada sumado a la oscuridad de la habitación (cuando programo, ojo), para acallar los ruidos externos o incluso los pensamientos incesantes productos del estrés es necesario tener una playlist preparada...